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sábado, 25 de diciembre de 2010

Benatge a s´estrella



¿Dudas?
Miras con recelo.
¿Tienes acaso miedo?

¿Sudas?
Tiembla todo tu cuerpo.
¿Te traicionará el sentimiento?

¿Qué es lo que calculas?
Estás parado desde hace mucho tiempo.
¿Te bastará con observar desde el lamento?

Donde fue a parar tu paz,
ahí te espera tu sendero.
Estrecho y largo, lo estás viendo
ningún otro encontrarás jamás.

Y, sin embargo, no te acercas.
Ora no te atreves ora no te dejas.
Te engaña tu punto de vista
tu problema es de perspectiva.

Das por fin un paso, la luz te ciega.
sé lo que te asusta, sé lo que te frena
y esa es sin duda la mejor prueba
de que, amigo mío, no tienes ni idea.

Crees conocer el final de ese camino.
por encima de tu hombro lo miras,
y donde hay una camino hasta la cima
no ves más que un precipicio.

Acércate a él con confianza.
Tu regalo no se ve, no se palpa;
simplemente se da, y te lo aseguro,
es el que más le agrada.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Música Jazz























Tiene un aire, una fuerza, un algo inexplicable.
Se balancea quizás triste, mas bien fúnebre.
Subterránea pero atractiva, dejada y a la vez agradable.
te engrandece y te enciende tu corazón inestable.

No agobia, no oprime, no exige ni reclama
sólo en los más calmados mares nada
únicamente vientos sosegados sobrevuela
y sin embargo, nadie hay con más fuerza.

Algo en ella nos hace dudar, sentirnos inestables
sus movimientos a nuestros ojos no resultan normales.
A su vez nos ofrece su blanca mano cual mujer a su esposo 
la cojemos y entendemos lo que siendo nada nos parece todo.

Quizás estas contradicciones le dan su belleza.
tal vez por eso tiene tanta fuerza
yo no lo sé decir, no tengo la menor idea.
intenté averiguarlo y el resultado... No poder separarme de ella

Al verla en ocasiones reímos, en otras nos avergonzamos
y en otras lágrimas nos arranca de nuestros ojos prestados.
Jamás podremos, sin embargo, acercarnos a ella ni tocarla.
A nosotros, ¡Oh, pobres de nosotros!, tan solo nos ha tocado escucharla.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Sin noticias.










Mi mano apenas halla fuerzas para escribir estas líneas.
Mis ojos luchan con fervoroso afán por cerrarse definitivamente,
ver nada quieren ya en esta demasiado larga vida
porque son estas letras el último aliento de mi alma y mi mente.

Sé que no volveré a ver ni el alba ni el atardecer,
ni el medio día ni el anochecer.
tampoco más veranos, primaveras o inviernos atravesarán mi vida
pues hay algo sobre mis hombros que la agota, la fatiga,
la convierte en insuperable e insoportoble, en la carga más paulatina.

Cada minuto que pasa más pesada, cada segundo más invadida.
Esa carga negra que me oprime, me inquieta, me pone condiciones,
esa carga que no me deja pensar y me quita la luz de mi vida,
se reviste de disculpas, se refugia en tus canciones.

Y yo, ¡Oh pobre de mí!, por llevarte en mi corazón aún la tengo.
Pero aguanto con pesar. No temo ni a al dolor, ni a la tempestad
ni al castigo, ni al tormento, ni al abandono, ni a la soledad,
ni a la pobreza, ni a la amargura, ni a la herida, ni a la poquedad.
Esa carga que sigues cargando
son dieciocho meses que tengo contados
desde tu última carta
mi querida hermana.

Mándame una línea, cuéntame algo
o se que moriré tarde o temprano.